En 1992 Carl Haywood propuso la noción de
evaluación interactiva (EI) para referirse a un tipo de evaluación donde "el examinador está inmerso en una relación activa con un sujeto y hace más que dar instrucciones, plantear preguntas y registrar respuestas." Si partimos de los trabajos Guzkey, Cizek y Mottier sobre los antecedentes, desarrollos y caracterizaciones de la evaluación formativa (EF), podemos concebir sus distintos enfoques como modelos de la noción amplia de evaluación interactiva.
Varios autores han reconsiderado las características de la evaluación formativa definida por Bloom
et al. dando como resultado una “ampliación” del modelo en varias direcciones según el enfoque teórico adoptado. Así, como señala Mottier
Lopez, "las maneras de pensar la evaluación formativa se diversifican y se
precisan en función de la concepción adoptada del aprendizaje." En tanto evaluación interactiva, la "perspectiva ampliada" de la EF se encontraría emparentada con otros modelos interactivos, particularmente la evaluación dinámica (ED). Desde un punto de vista muy general el carácter dinámico de la evaluación, para Haywood,
"probablemente debería estar reservado para aquellos enfoques en los cuales la interacción es más rica, dentro de la interacción hay enseñanza real (no de respuestas sino de instrumentos cognitivos) y en la que hay un esfuerzo consciente, deliberado y con el propósito de producir un cambio en el sujeto".
Dada la convergencia de caracterizaciones de la EF de sus desarrollos recientes, nos parece lícito considerar a la ED como un modelo genérico comprendido dentro de una perspectiva ampliada de la EF, teniendo en cuenta que un enfoque particular de evaluación es inseparable de una determinada teoría del aprendizaje. En esta línea podemos considerar a autores como Kinard y Kozulin, que sin hacer referencia a una noción "amplia", consideran como "la más prometedora perspectiva para la evaluación formativa la llamada evaluación dinámica o del potencial de aprendizaje". Pero es necesario notar que existen autores que establecen una clara diferencia entre los modelos de evaluación en función de las teorías de aprendizaje subyacentes que las sustentan. En el caso de la EF, subsidiaria en sus orígenes de una teoría neoconductista del aprendiza de Bloom, se distinguiría de la ED, tributaria o compatible en su esencia con la teoría histórico-cultural de Vigotsky.
¿Porqué hablar entonces de la evaluación dinámica en el IEMS? La mayoría de los expertos en ED consideran que este método es especialmente útil cuando se aplica a poblaciones que presentan las siguientes características:
- puntajes bajos en pruebas estandarizadas y normalizadas, y especialmente cuando los puntajes no concuerdan con información aportadas por otras fuentes;
- el aprendizaje parece frenado por aparente retardo mental, discapacidad para el aprendizaje, trastorno emocional, desorden de la personalidad o un déficit motivacional;
- existen problemas del lenguaje, tales como un lenguaje empobrecido, diferencia entre el lenguaje materno y el lenguaje de la escuela o retardos en el desarrollo del lenguaje;
- existen diferencias culturales marcadas entre los examinados y la mayoría o la cultura dominante como, por ejemplo, en migrados recientes; y
- la clasificación no es el asunto central o único, sino que lo importante es dar elementos para una intervención programada.
Las prevalencias de estas condiciones en las poblaciones estudiantiles del IEMS es una constante, aunque carecemos de datos "duros" para hablar de dichas prevalencias en términos estadísticos. Este aspecto en sí mismo sería suficiente para llamar nuestra atención hacia un acercamiento más serio a este enfoque de evaluación. Empero, consideramos que otros aspectos, como los de índole pedagógica y curricular, que justifican su empleo incluso en poblaciones que no presentan esas características.
El Proyecto Educativo del IEMS parte de un enfoque transformador del individuo a través de la educación (entendida como instrucción), yendo a contra corriente de visiones pesimistas sobre el potencial de transformación del estudiante. Por su parte, los modelos conocidos de ED y para los cuales existe evidencia de su efectividad aportan argumentos para la modificabilidad del individuo, no sólo a nivel cognitivo, sino incluso a nivel neurológico. La neuroplasticidad debida a la modificabilidad cognitiva sustentan aún más una perspectiva transformadora.